Este 8 de marzo los temas de género se tomaron la agenda y discusión pública, marcando un ambiente nunca antes visto en nuestro país. Esta es la reflexión de nuestra directora Ejecutiva Soledad Candia.

Es tan inspirador escuchar y leer que en la mayoría de los espacios públicos y privados se conversa sobre las demanda para eliminar las brechas de género. Hoy se enfatiza la sensibilización a la sociedad para deconstruir sesgos y estereotipos tan enraizados en la cultura, que hasta hace muy poco eran vistos como normales o como parte del paisaje.

Da la impresión que ya no da lo mismo lo que se dice respecto de mujeres y niñas. Hay más información disponible y también más interés por saber sobre perspectiva de género y cómo gestionar con esta distinción. Mis hijos por ejemplo, están atentos y preguntan de cada tema y hasta son capaces de repetir cifras que dan cuenta de las brechas para explicar a sus amigos y amigas, generando otro tipo de conversaciones que antes no se daban en lo cotidiano. Es cosa de revisar las imágenes históricas que nos dejó la marcha del 8M en el mundo entero, su masiva participación y apoyo transversal. Por lo tanto, los temas de mujeres dejaron de ser “parte del paisaje”.

Al pan pan, y al vino vino

En cada actividad donde he participado, donde el tema central son las brechas de género, hay al menos tres o cuatros autoridades declarando la urgencia que representa disminuir las desigualdades y garantizar el acceso y la incorporación de mujeres en el ámbito laboral, en las mismas condiciones de beneficios y obligaciones que los hombres. En las últimas décadas, estas declaraciones han sido apoyadas por nuevas leyes, iniciativas, fondos concursables, etc. Es más, todas y todos reconocemos que se ha avanzado.

Claro que se ha avanzado en los últimos años, y nadie lo niega. Sin embargo, seguimos reflejando indicadores muy por debajo de los estándares internacionales, y también en Latinoamérica. En la OCDE la participación de mujeres en el mundo laboral en cifras, Chile presenta un 47%, Latinoamerica un 55% y los países que pertenecen a la OCDE 66%, es decir 19% menos que la media internacional y un 8% menos que la media Latinoamericana. Además, solo el 66% de las mujeres están empleadas en comparación con el 80% de los hombres. Y si miramos las cifras de participación de mujeres en directorios o en puesto de alta dirección el panorama es mucho peor.

Esto, sin considerar la brecha salarial que es indirectamente proporcional al nivel de educación (mientras más educación, mayor es la brecha).

Otra cosas es con guitarra

A lo largo de mi experiencia trabajando en Lideramujer y compartiendo diferentes espacios de reflexión y análisis como en reuniones de equipos directivos en las que participo, así como en mesas de conversación, seminarios, talleres, etc. Nunca me ha tocado alguien que declaré estar de acuerdo con mantener las brechas o las defienda directamente. Entonces, si nadie está de acuerdo con las brechas, y todos y todas evangelizamos sobre eliminarlas, ¿por qué no avanzamos, y estas brechas de género siguen siendo persistentes?.

Para hacernos cargo, las organizaciones deben entender que este tipo de cambios deben ser parte de la visión estratégica, en la generación de culturas corporativas inclusivas y diversas, como core que permita prepararlas para los desafíos futuros.

¿Cómo comenzar?

1.Diagnosticar: En primera instancia debe plantearse la necesidad de diagnosticar las realidades de sus culturas internas.

2.Sensibilizar: Luego es imprescindible generar instancias de formación para sensibilizar a las personas.

3.Realizar acciones: Una vez sensibilizado el tema se comienzan a desplegar acciones de cambio como modificar procesos, generar políticas o incorporar la mirada y realidad de las mujeres colaboradoras y por supuesto asignar presupuestos específicos, pudiendo finalmente incluso llegar a certificarse con la Norma Chilena NCh3262-2012 Igualdad de Género y Conciliación de la Vida laboral, Familiar y Personal (SernamEG e INN).

Cuando las organizaciones comprenden que hay que gestionar esas brechas y que esa tarea no es sencilla, puesto que comprende un gran trabajo que no es poco ni rápido y que implica compromiso real, es porque entiende que hablamos de gestión de cambio, es decir, un cambio cultural. Es por esto que para impulsar estos cambios se requiere de la convicción y compromiso de los liderazgos, de lo contrario es mucho más complejo o casi imposible realizar cualquier acción.

Si declaramos estar de acuerdo en eliminar las brechas como una promesa futura, tenemos que estar disponibles para generar las transformaciones necesarias. En vez de hablar de insertar a las mujeres en cargos o aumentar la participación, podríamos hablar de “Desarrollar” a las mujeres para la participación en cargos e industrias que quieran estar y desplegar sus competencias profesionales, y gestionar lo necesario para que esta participación sea atractiva y en corresponsabilidad para ellas.

Del dicho al hecho hay mucho TECHO…

Para que madres trabajadoras se puedan sentir mejores madres haciendo lo que les gusta profesional y personalmente, para que las que no lo son, puedan sentirse libres de no dar explicaciones por no serlo, y para que todas las mujeres y niñas tengan referentes de carne y hueso tan cercanas que puedan preguntarles cómo lo hicieron, y no tengan que recurrir a la historia de pioneras y heroínas casi de mito, es necesario pasar del dicho al hecho.

Es urgente planificar y desarrollar las acciones necesarias de acuerdo a cada realidad de las diferentes industrias, regiones y edades, asignando recursos, midiendo las acciones y asignando responsables, como cualquier proyecto a emprender. En Lideramujer utilizamos nuestra metodología de transformaciones centradas en las personas para apoyar y co-crear estos cambios profundos, entendiendo la complejidad y potencialidad de las personas y las organizaciones como ecosistemas en constantes procesos de adaptación.

No dudes en contactarnos para hablar sobre estos temas y pensar cómo comenzar el cambio en tu organización, ya no hay tiempo que perder.

Soledad Candia

Directora Ejecutiva Lideramujer

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