El avance también volvió a abrir la conversación sobre la necesidad de la perspectiva de género en investigaciones científicas.

El pasado 7 de agosto, investigadoras de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón  en  Estados  Unidos, publicaron lo que autodenominan como el primer estudio sobre absorción de productos menstruales donde usaron sangre real. El estudio fue publicado en la revista científica BMJ Sexual & Reproductive Health y sus autoras son Emma DeLoughery, Alyssa C Colwill, Alison Edelman y Bethany Samuelson  Bannow.

Una de ellas, Samuelson, según El País, mencionó que en la mayoría de los estudios anteriores usaban agua o suero fisiológico para simular la sangre, aún cuando estos “tienen  una  viscosidad  distinta  a  los  compuestos sanguíneos.” 

Este uso de un material menos adecuado para estudiar los productos de absorción menstrual, se vuelve inquietante al considerar que sus resultados pueden influir en la vida diaria de todas las personas que menstrúan. Lo que invita a cuestionar el por qué se prefirió usar estos materiales, y por qué recién en la década del 2020 se decidió usar el material original que esperan absorber estos productos.

Otros estudios sobre menstruación que evidencian la falta de perspectiva de género

Las prácticas que denuncian en el estudio sobre la absorción, así como el poco interés por investigar más sobre temáticas como la menstruación, evidencian sesgos de género. Esto se refiere a cuando se evitan temas de investigación, o no se hace con la misma prolijidad, cuando los resultados tienen mayor relevancia para mujeres y/o comunidad LGBTIQA+ que para hombres.

Otro ejemplo de sesgo en investigación podría ser el hallazgo de un estudio en 2018 del  profesor de University College de Londres, John  Guillbaud. Este aseguró que las personas que padecen de cólicos menstruales, o dismenorrea, «sienten un dolor muy parecido al que han sentido las  personas que han sufrido un ataque al corazón«.  

Este hallazgo toma mayor relevancia al considerar el trato peyorativo que se da a la menstruación y a los dolores menstruales. Ya que, todas las personas que menstruaban hasta el 2018 no tenían un apoyo científico que validara el nivel de sus dolores. En cambio, recibían burlas y críticas por ser “demasiado débiles”, “exageradas” o por “mentir” respecto a sus dolores. 

Necesidad de incorporar la perspectiva de género en investigaciones

Los estudios mencionados evidencian la necesidad de reconocer la importancia de incorporar la perspectiva de género en las investigaciones. Así como también la construcción de equipos diversos entre quienes investigan, para que esta mayor diversidad influya en una mayor cantidad de miradas respectos a los temas que se investigan.

Según la Universitat de Pompeu Fabra, la perspectiva de género hace referencia al punto de vista desde el que tenemos en cuenta al género. Su eje principal es el análisis de las diferencias de géneros, ya que si no se considera a un género durante todo el proceso de investigación, ya sea por sesgos inconscientes o conscientes, esta tendrá menor calidad y aplicabilidad por dos motivos: 

  1. Se desperdiciará conocimiento, experiencia, opiniones y visiones de un género que representa aproximadamente la mitad de la humanidad (en el caso de las mujeres).
  2. Se estará aumentando el riesgo de obtener resultados sesgados y cometer errores en la aplicación de estos.

Ambos puntos se pueden identificar en las investigaciones nombradas anteriormente. Por lo mismo, desde LideraMujer valoramos que este tipo de estudios salgan a la luz, al mismo tiempo que evidencian la importancia de construir equipos de investigación diversos. Todo con el objetivo de ampliar las miradas y posibilidades de las investigaciones que finalmente impactan en la vida de las personas.