Doble presencia es cuando recae sobre una misma persona la necesidad de responder al trabajo doméstico y al asalariado, como riesgo para la salud. A continuación te contamos más detalle de este padecimiento.

Según la OIT, una de las competencias claves más requeridas de las personas  para desplegar en el mundo laboral es la adaptación a los constantes cambios. Sin embargo, esta competencia hoy no está en coherencia con la capacidad de adaptación a las necesidades de las trabajadoras y trabajadores. Por ejemplo, para equilibrar la carga laboral con la vida personal y familiar en las organizaciones.  

Esta necesidad se vuelve una de las mayores quejas de las personas, ante la presión y falta tiempo para cumplir con todas las responsabilidades laborales. A la vez en que dedican el tiempo necesario a hijos/as,  familia o la vida personal. 

En este sentido, la vida social y los momentos de ocio y de descanso quedan en último lugar de prioridades. Lo que puede generar frustración, e incluso algunos trastornos psicosociales que son riesgos para los empleadores. Esto no solo en cuanto a la responsabilidad, si no también a los elevados costos asociados, ya que en nuestro país es de carácter obligatorio medir los riesgos psicosociales y gestionar la prevención y las soluciones cuando sea necesario.

Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), plantean que 450 Millones de personas a nivel mundial padecen un trastorno de salud mental. Y se estima que en los países desarrollados un 45% del ausentismo laboral se debe a los trastornos de salud mental laboral.

«El trabajo está matando a la gente y a nadie le importa« dice, el profesor de la Universidad de Stanfor, Jeffrey Pfeffer. Él, en su último libro «Muriendo por un salario», argumenta que el exceso de trabajo y el estrés han provocado la muerte de anual de 120.000 trabajadores Estadounidenses. Además de un costo anual a  empleadores de más de US$300.000, todo por causa de un sistema laboral que se ha vuelto cada vez más inhumano.

En Chile también se podría decir que «el trabajo enferma». Ya que la ansiedad, estrés, insomnio y depresión son unos de los principales trastornos en el país. Según un estudio de Trabajando.com, en Julio 2015:

A nivel de medición, las 5 dimensiones de riesgos psicosociales analizadas por el cuestionario ISTAS 21 en Chile, y de carácter obligatorio, son:

  1. Exigencias psicológicas en el trabajo.
  2. Trabajo activo y desarrollo de habilidades.
  3. Apoyo social en la empresa y calidad del liderazgo.
  4. Compensaciones.
  5. Doble presencia.

Las empresas son responsables de implementar las medidas correctivas ante situaciones riesgosas, fiscalizado por la SEREMI de Salud. Y en caso de no existir cumplimiento, las multas pueden ir de 1 a 1.000 UTM.

Doble Presencia, Factor de Riesgo Feminizado.

La OMS define BURN-OUT como el síndrome resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito.  Esta denominación entrará en vigencia en la Clasificación Internacional de Enfermedades, como un problema asociado al empleo o al desempleo en el año 2022. 

De la definición anterior se desprende la doble presencia, que es aquella situación en la que recae sobre una misma persona la necesidad de responder al trabajo doméstico y al asalariado, como riesgo para la salud. Esta es determinada por el aumento de las cargas de trabajo. Así como las dificultades de responder a las demandas del trabajo asalariado y doméstico, cuando aparecen de manera simultánea.

Otro factor que complica la relación equilibrada entre trabajo y la vida familiar o personal, es que el trabajador/a tenga a su cargo el cuidado de niños pequeños, adultos mayores, enfermos minusválidos o crónicos. Según las estadísticas de la OMS,  el factor de riesgo psicosocial es 3 veces más complejo en las mujeres trabajadoras.

En Chile la ocupación laboral femenina viene en aumento desde hace años, generando efectos positivos como la autonomía de las mujeres y un mayor ingreso económico por hogar. Sin embargo, solo las mujeres han dividido la carga la carga laboral, es decir, no fue una inserción laboral con corresponsabilidad. Lo que ha generado una mayor evidencia de la “doble presencia”,  afectando el desarrollo personal de las mujeres y su repercusión en la familia.  

Los efectos que esto produce aparecen en el  largo plazo y son multicausal. Ya que combina diversos factores de riesgo laboral y extralaboral para generar el daño. Las Encuestas Nacionales de Empleo, Trabajo y Salud indican que sobre el 30% de las encuestadas refieren sintomatología de tensión emocional, cansancio y somnolencia. Además de mal dormir, dolores de cabeza, tristeza o depresión, todo con una la prevalencia de un 10%, mayor que los hombres.

Los trabajos feminizados se caracterizan por presentar principalmente riesgos ergonómicos y psicosociales. Mientras que los hombres se exponen en mayor medida a los riesgos de seguridad, sufriendo más accidentes traumáticos.

Conciliación y Corresponsabilidad son claves para el cambio

La conciliación de la vida laboral y socio familiar es un elemento crucial dentro de los factores psicosociales laborales. Dentro de este espectro se agrupan: 

Tomando en cuenta lo referido por el Gobierno de Chile (MINSAL, 2011), la carga socio familiar es cuando las tareas del hogar y las del trabajo coexisten simultáneamente. Lo que puede provocar una doble carga para quien asume las tareas del hogar. Esto también incluye la carga por asumir el cuidado y la solución de problemas de salud de niños/as, personas enfermas y personas mayores. Así como de la salud de hijos/as y familiares.

La sobrecarga de responsabilidades familiares está a la base de las discriminaciones y desventajas que las trabajadoras experimentan en el mercado de trabajo. Estas se manifiestan a través de:

La falta de una distribución equilibrada, y por consiguiente sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidado en las mujeres, genera también consecuencias negativas para las familias. Especialmente a las mujeres, que son quienes regularmente cargan con la mayoría de las tareas del hogar. Pero con el tiempo esto también repercute en el núcleo familiar, en las relaciones de pareja y en el desarrollo personal. Lo que hace importante no pasarlo por alto. 

Por ello es importante no pasarlo por alto. Prácticas como dividir las labores del hogar, incluir a hijos/as en ciertas tareas de orden y limpieza, aprovechar los fines de semana para hacer paseos al aire libre en familia, permitirse un tiempo para el ocio y para compartir con amigos, permiten cuidar nuestra salud mental y proteger las relaciones familiares en un escenario tan demandante como el actual.

Además acomodar acciones cotidianas para encontrar el equilibrio que permita responder a las responsabilidades en corresponsabilidad y conciliación, es fundamental. Por ejemplo:

  1. Delegar/compartir tareas: Es posible que algunas mujeres prefieran realizar el trabajo de la casa y el cuidado de los niños de forma autónoma y sin la ayuda de sus parejas, para llevar el control de la situación. Por lo general esto ocurre de forma inconsciente, pero con el tiempo se transforma en un hábito que les impide disfrutar de su tiempo libre.
  1. La Omisión de la figura masculina en la vida cotidiana de los hijos e hijas. Si las mujeres se hacen cargo de todas las labores, sobre todo las relacionadas con los hijos, esto termina perjudicando los lazos afectivos de los niños con sus padres, quienes aparecen como figuras más lejanas y distantes.

Buenas Prácticas para prevenir riesgos psicosociales con perspectiva de género.

La cultura organizacional es el mayor factor protector en este tipo de riesgos. El reconocimiento de las demandas familiares y sociales, y la posibilidad de flexibilizar tanto los horarios laborales como los permisos son herramientas que permiten a las personas, indistintamente de su género, enfrentar de mejor forma la doble presencia.

Algunas medidas prácticas para mejorar la organización del tiempo de trabajo, y contribuir al equilibrio entre la vida personal y el trabajo, incluyen:

Finalmente revisar con especial énfasis (por su complejidad), si se han tenido en cuenta en la evaluación de riesgos psicosociales factores ligados al género, como dificultades para conciliar la vida personal, laboral, familiar; diferencias en la asignación de funciones y en la importancia/relevancia de las tareas asignadas, la existencia de brecha salarial, techo de cristal, etc. 

La adopción de medidas múltiples que reflejen las necesidades y las preferencias tanto de la empresa, como de los trabajadores, es particularmente importante para mantener el equilibrio entre la vida familiar y la laboral (OIT, 2013). 

Si necesitas gestionar o formar equipos preparados para enfrentar la gestión de la Doble Presencia, no dudes en contactarnos para ayudarte a dar solución a  esta necesidad a contacto@lideramujer.cl

Equipo LideraMujer

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