Entre las diferentes consecuencias que dejó la pandemia, está el acrecentar las desigualdades que enfrentan las mujeres. En esta ocasión te hablaremos sobre la participación laboral.

La pandemia por Covid-19 dejó consecuencias en diferentes aspectos de la vida. El impacto en la salud fue el más brutal y notorio, pero hay otras áreas que también se vieron afectadas. Ejemplo de ello son las desigualdades que viven a diario las mujeres. Las que si  bien ya existían antes del virus, con las consecuencias que tuvo este, hoy se acrecentaron.

La imposibilidad de mantener ciertos puestos laborales, la disminución de ingresos, el aumento de gastos al reorganizar nuestra vida para el confinamiento, son algunas de las configuraciones que impactaron de alguna en nuestro diario vivir. Y una de las tantas áreas que se vieron afectadas en la vida post pandemia fue, por ejemplo, la participación laboral remunerada.

Este tipo de participación puede abrir oportunidades de independización, seguridad y bienestar a muchas mujeres. Por lo que perderlas puede tener consecuencias graves en sus vidas, y por ende instala la necesidad de combatirla.

Contexto mundial

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el índice de participación en la fuerza de trabajo de las mujeres, en la población activa en el mundo, se aproxima al 49%. Mientras que el de los hombres es del 75%. Lo que se traduce en una diferencia de casi 26 puntos porcentuales en esta área. E incluso en algunas regiones esta diferencia supera los 50 puntos porcentuales.

La misma organización también señaló que cuando una mujer desea trabajar le es más difícil conseguir empleo que a un hombre. Problema que se destaca sobre todo en países de África del Norte y los Estados Árabes, donde el índice de desempleo femenino supera el 16%.

Por ello, organizaciones como las Naciones Unidas, a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) buscan acabar con estas brechas. Abordar la necesidad de alcanzar la igualdad de género, promover el trabajo decente, inclusivo, y la equidad salarial, son una de las tantas metas que buscan acabar con estas desigualdades.

Cifras en Chile

Según un estudio del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, a 2019, en Chile, tres de cada cuatro personas sin ingresos propios fueron mujeres. Esta falta de dinero se traduce en una mayor de dependencia, menor posibilidad de alejarse de entornos dañinos, y en definitiva peores condiciones de vida.

Dicho escenario no mejoró con la pandemia. Ya que, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la desocupación laboral en mujeres subió de 8,3% en 2019, a 10,9% en 2020. Por lo que los ingresos de muchas de las mujeres que sí podían obtener los propios, disminuyeron.

Además de que en muchos casos estos pudieron bajar directamente a cero. Sobre todo al considerar que según Comunidad Mujer, el 88% de las mujeres que perdieron su trabajo en el 2020, salieron de la fuerza de trabajo. Es decir, no pudieron volver a conseguir un empleo.

A esto se agregan también las dificultades que enfrentan las mujeres para teletrabajar. Ejemplo de ellas son, el compatibilizarlo con las tareas del hogar, la calidad de sus Internet, y el no tener un lugar cómodo. Estos inconvenientes claramente son un punto en contra para mantener sus puestos, y poder desempeñarse en condiciones justas.

Si consideramos las barreras que las mujeres enfrentaban desde antes de la pandemia, y que, según la OIT, la tasa de participación en la fuerza de trabajo en Chile corresponde a un 74,4% de hombres, en comparación a un 50,6% en las mujeres. Resulta más que evidente la necesidad de tomar medidas adecuadas, y combatir estas brechas.

Las desigualdades laborales se acrecentaron, pero siempre estuvieron allí. Es fundamental tomar medidas para eliminarlas.

Necesidad de acción

Es importante considerar que la libertad de trabajar por decisión propia, y en condiciones dignas, seguras y justas, son esenciales para el bienestar de las personas. E incluso desde una perspectiva netamente económica, aumentar la participación de mujeres en la fuerza de trabajo, aumentaría también el PIB mundial.

Desde Lideramujer creemos que es crucial combatir y eliminar estas brechas de género. No hay razón para que las mujeres sigan enfrentando peores condiciones en el ámbito laboral, solo por ser mujeres.

Desarrollar mejores condiciones y posibilidades laborales dignificaría el trabajo de estas, sus condiciones de vida, y contribuiría a la sociedad en la que todas las personas participamos. Tenerlo en mente y tomar acción por ello se vuelve esencial para erradicarlas.

Te compartimos nuestra infografía sobre las cifras de desigualdad que dejó el COVID-19 en la participación laboral:

Las cifras de desigualdad que nos dejó la pandemia: Participación Laboral